Amamantar libera a madres e hijos de la dependencia a las fórmulas lácteas

Cortesía AVN

El hecho de que las madres vuelvan a la lactancia materna como alimento exclusivo de los bebés, al menos durante los primeros seis meses, es un factor fundamental para asegurar el desarrollo de niños que gocen de una salud integral, que incluya el bienestar físico y emocional.

En este sentido, la coordinadora del Banco de Leche Humana del Hospital Universitario de Caracas, Charlotte Arteaga, explicó, en entrevista para la Agencia Venezolana de Noticias, que a través de dicha instancia se les da la orientación a las madres que dan a la luz en el centro hospitalario sobre la importancia que tiene el abordar a sus niños sin temores, con la seguridad de que su instinto maternal las va a guiar en el proceso de amamantamiento.

La también licenciada en Nutrición destaca que por el miedo natural que sienten las madres ante el reto de cuidar al nuevo ser, en ocasiones tienden a sucumbir ante los detractores de la lactancia materna, que recomiendan el uso del biberón como método para dormir al infante y promueven otros mitos como que la leche humana no satisface completamente la necesidad alimentaria.

«Sí, claro, se duerme inmediatamente porque esa leche de fórmula cae muy pesada en su estómago –el cual al nacer es del tamaño de un semeruco–, a diferencia de la leche materna que tiene todas las propiedades para cuidar de su intestino, y sí, puede que pida alimento más seguido, pero no deteriora su organismo», acotó Arteaga explicando que la leche materna tiene enzimas que facilitan la digestión y, por ello, es posible, tanto que el pequeño llore por alimento con más frecuencia que cuando es alimentado con leche procesada, como que quede saciado y cumpla hasta tres horas sin requerir la lactancia. «Cada uno tiene su tiempo y hay que respetarlos», agrega.

Arteaga señala que actualmente en Venezuela existe un empeño de los activistas de la lactancia materna, acompañados de las gestiones del Gobierno nacional junto a organizaciones internacionales como Unicef, por promover el volver a la lactancia materna exclusiva, práctica que es evitada por las transnacionales de las fórmulas lácteas, quienes venden su producto como símbolo de una falsa liberación femenina.

«Después de la Segunda Guerra Mundial, las mujeres debieron tomar parte de las fábricas y las industrias para llevar el sustento a su familia. Entonces, en los años 50 comenzaron deshidratar la leche de vaca y a crear esas fórmulas infantiles y, ¿cómo la vendían?, decían que eso era lo que iba a garantizar la independencia de la mujer, lo que iba a permitir quedarse en los puestos de trabajo y no en la casa cuidando de los niños», refiere la especialista.

«Y la verdad es que no hay gesto que demuestre más independencia que amamantar a tu niño, es una relación directa sin mediadores, puedes alimentar a tu bebé en cualquier lugar sin utilizar ningún implemento y es el primer gesto de amor que recibe el bebé, que lo vincula con la raza humana a través de ese cordón umbilical invisible», manifiesta.

Bancos de Leche y Lactarios

En el país existen 10 bancos de leche humana (lugares donde se almacena el líquido para su pasteurización y distribución entre los niños que se encuentran en cuidados especiales en los hospitales), en los estados Apure, Bolívar, Distrito Capital, Guárico, Monagas y Sucre, así como 9 lactarios (lugares donde las madres se extraen la leche y es almacenada por corto tiempo para su consumo por los infantes hospitalizados) registrados en centros de salud de Aragua, Bolívar, Carabobo, Distrito Capital y Miranda.

A diferencia de lo que se cree, un fondo de leche no es una instancia a la que puede recurrir cualquier persona y solicitar el líquido, las mujeres que asisten son madres de niños que han nacido en la institución con problemas respiratorios, cardiológicos, que necesitan una intervención quirúrgica o son prematuros, por lo cual ellas no pueden amamantarlos directamente y el banco o lactario tiene la función de ayudarlas a extraerse la leche y refrigerarla o procesarla para dársela al niño cuando la necesite.

Las madres donantes –que de acuerdo a datos del Ministerio de Salud actualmente suman más de 60.000 en todo el país– son aquellas que tienen sobreproducción de leche o han perdido a sus bebés y regalan el alimento a la institución, para que este lo procese bajo condiciones que son evaluadas mensualmente por el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel, y así pueda ser suministrado a cualquiera de los niños hospitalizados.

«Un banco de leche es un laboratorio donde pasteurizamos la leche materna para que dure hasta seis meses. La mamá viene a la unidad, se extrae la leche, esa leche se identifica y se determina de qué tipo es dependiendo del tiempo que ha pasado desde que dio a luz, para posteriormente hacerle los análisis físico-químicos, ellas deben traer una prueba de VIH y enfermedades vénereas, se procesa, se envasa y luego se distribuye a distintos bebés internados», explica Raiza López, coordinadora del lactario de la Maternidad Concepción Palacios, ubicado en Caracas, espacio que cuenta con el equipamiento para pasteurizar y ser calificado como Banco de Leche, pero se encuentra a la espera de reparaciones de filtraciones que le permitirán comenzar sus labores.