La científica mexicana, María Chávez Canales, logró detener en pruebas de laboratorio la retención de sal en riñones y la hipertensión arterial mediante la inhibición de la proteína SPAK, informó este lunes la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En un comunicado, la máxima casa de estudios de México detalló que esta proteína «se expresa en todos los tejidos y tiene efectos sobre la regulación de la hipertensión arterial, y sus efectos se presentan al regular cuánta sal orinamos o retenemos».
«Si se elimina la actividad de SPAK, se previene la retención de líquidos en los riñones y esto tiene consecuencias sobre la presión arterial.
Si excretamos más sal de lo normal, mantendremos la presión arterial en niveles bajos a normales», explicó Chávez Canales, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino (2016), en México el 25 por ciento de la población padece hipertensión. Cada año muren unos 50.000 mexicanos a causa de este padecimiento, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). La proteína SPAK, explicó la investigadora, está expresada en casi todas las células de los mamíferos y de otras especies.
«Es la encargada de regular la concentración intracelular de iones, y lo hace al regular a otras proteínas que están en la membrana celular, responsable de meter o sacar de las células iones de sodio, potasio y cloro. SPAK regula principalmente el transporte de estos tres tipos de iones», dijo.
Chávez Canales dijo que la eliminación de esta sustancia química también tiene consecuencias en el proceso de almacenamiento de grasa y el índice de masa corporal, con lo que además se podrá prevenir la obesidad.
Por ello, la experta en biomedicina se encuentra investigando cuál es el mecanismo por el que SPAK previene el almacenamiento de grasa, y por qué los ratones que no tienen esa proteína, en el laboratorio, no desarrollan obesidad al ser alimentados con una dieta alta en grasa.
«Parece que la eliminación de SPAK tiene buenas consecuencias, pero falta entender a detalle los mecanismos básicos de este proceso», explicó. Agregó que los resultados aún se encuentran en fase experimental y pueden servir para el tratamiento clínico de personas con obesidad e hipertensión arterial.