La mayoría de las personas piensa que la «faringitis estreptocócica» es una infección relativamente benigna que se cura mediante una ronda de antibióticos y unos días de descanso. Pero la bacteria que causa la faringitis estreptocócica (estreptococo del grupo A) también es responsable de una serie de trastornos mucho más peligrosos, como la cardiopatía reumática y el síndrome de ‘shock’ tóxico.
Con el espectro de una mayor resistencia a los antibióticos, la comunidad científica se siente presionada para encontrar nuevas formas de tratar bacterias como el estreptococo del grupo A. Y parece que un grupo internacional de científicos ha obtenido información sobre este enemigo microbiano, y la esperanza de una vacuna.
El estreptococo del grupo A tiene una pared celular gruesa que lo protege de los peligros ambientales, incluidos los ataques de nuestro propio sistema inmunológico. Esta bacteria es notablemente resistente a los mecanismos de protección antimicrobiana humana por razones que no se conocen bien.
El grupo de investigadores, dirigido por Natalia Korotkova, de la Universidad de Kentucky, en Estados Unidos, y Nina Van Sorge, de la Universidad de Utrecht, en Países Bajos, se preguntó: ¿hay algún «punto débil» en la pared celular bacteriana que pueda explotarse?
El grupo se propuso identificar los genes que confirieron resistencia al estreptococo del grupo A bombardeando las bacterias con dos antimicrobianos: los iones de zinc y la fosfolipasa A2 secretada en el grupo humano IIA. Encontraron que ambos ensayos identificaron al mismo culpable: el gen gacH.
El equipo de más de una docena de científicos de cinco países, cada uno con una experiencia discreta, descifra aún más la función de este gen utilizando una variedad de métodos bioquímicos, analíticos y estructurales, lo que determina que permite al estreptococo del grupo A reforzar su resistencia al ataque de nuestros sistemas de defensa modificando los glicopolímeros de la pared celular con glicerol fosfato.
«Esta modificación de la pared celular de ‘Streptococcus’ no reconocida previamente impacta las interacciones huésped-patógeno y, por lo tanto, podría ser un objetivo muy atractivo para el diseño de vacunas, especialmente porque el gen gacH está ampliamente distribuido en los genomas de estreptococos del grupo A y bacterias relacionadas», explica Korotkova.
UNA BACTERIA EN EL ‘TOP TEN’ DE LAS CAUSAS DE MORTALIDAD POR INFECCIÓN
Los métodos de RMN de vanguardia y los análisis de espectrometría de masas permitieron identificar esta modificación. «Esta modificación del fosfato de glicerol había pasado inadvertida durante décadas debido a la pérdida durante los pasos de preparación», señala.
Debido a que la bacteria ‘Strep A’ está clasificada entre las diez principales causas de mortalidad por enfermedades infecciosas en el mundo, el impacto potencial de una vacuna es considerable, especialmente cuando los recursos y el acceso a la atención médica son limitados.
«Necesitamos estudios adicionales para demostrar que se puede incluir este glicopolímero modificado con fosfato de glicerol como un componente de una vacuna segura y efectiva contra el estreptococo del grupo A», concluye Korotkova.