La Organización Mundial de la Salud comunicó el miércoles a legisladores estadounidenses que eliminará dos publicaciones relacionadas con la prescripción de analgésicos opiáceos ante señalamientos de que la industria farmacéutica influyó en la realización de los documentos.
El compromiso por retirar los textos que contienen directrices ocurre un mes después de que los representantes federales estadounidenses Katherine Clark y Hal Rogers acusaran a la OMS de dejarse influir por Purdue Pharma, el fabricante estadounidense del potente analgésico OxyContin. Según el informe de los legisladores, los lineamientos, elaborados en parte por organizaciones con vínculos financieros con la compañía, minimizan el peligro de los opiáceos a pesar de la epidemia que ha causado la muerte de más de 390.000 estadounidenses desde 1999.
Los documentos de la OMS son considerados a nivel mundial como las mejores prácticas en políticas de salud pública y los que describen la prescripción de opiáceos han estado en circulación durante años. “Es una situación muy peligrosa”, declaró Clark. “No queremos ver que la crisis de los opioides en este país se exporte al mundo”.
La OMS, que pertenece a Naciones Unidas, no pudo ser contactada el miércoles en la noche para que hiciera declaraciones. Purdue rechaza las acusaciones y afirmó que ha revelado con transparencia sus vínculos con médicos y organizaciones, y sus medicamentos son comercializados sólo después de ser aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés).
La compañía enfrenta unas 2.000 demandas en Estados Unidos en las que se acusa que su agresiva comercialización contribuyó a propiciar la crisis de adicción porque minimizó los riesgos de adicción e impulsó su uso en pacientes con dolor crónico. Este tipo de medicamentos son utilizados históricamente en la atención de pacientes que sufren dolores agudos y derivados del cáncer.
Los legisladores se comunicaron inicialmente con la OMS en 2017 después de la publicación de artículos en los que se decía que Mundipharma, el brazo internacional de Purdue, estaba ampliando en el extranjero el uso de algunas de las mismas tácticas controversiales. Al final, Mundipharma quedó envuelta en una pesquisa anticorrupción en Italia, donde la policía dijo que ejecutivos de la compañía pagaron a un prominente especialista en dolor para que impulsara un mayor uso de opioides.